domingo, 12 de noviembre de 2023

Ojos en el parque

2018, Londres. 

St. James Park, 11:46 horas, una banca vacía y hojas al rededor, detrás una mujer tomando fotos a un árbol, un señor algo mayor paseando a su perro y un grupo de personas pintando sentados en una frazada adornada con monumentos históricos de Inglaterra. 

¿Yo? una persona que nunca imagino poder estar acercándose a esa banca vacía para solo terminar su sándwich en el camino al museo de ciencia y tecnología de Londres. Veo la paz y la tranquilidad que todos tienen, incluyéndome. Pero, algo raro se sobrepone a lo lejos, una chica leyendo al pie de un árbol un libro de bastantes hojas y bastantes años, no alcanzo a distinguir de qué es el libro, pero si su mirada fija en él, dando un reflejo de preocupación, tristeza y soledad. 

¿Qué es lo que estará leyendo para que el sentimiento sea tan fuerte que su mirada transmita dichos sentimientos? una novela, un suceso histórico, ese libro deberá tener al menos 40 años. ¿Cómo es que algo tan viejo pueda transmitir quizás lo mismo que cuando salió en su momento?

Lo que pude pensar es: no somos tan diferentes a lo que éramos hace 40, 50, 60 años. Si, han cambiado muchas cosas, pero los sentimientos son los mismos, aquel libro me imagino contiene una historia de alguna persona, la cual narraría su dolor, su emoción o su preocupación y logra que alguien en 2018 se sienta identificado con ello. 

Curiosa la manera en la que a través del tiempo no logramos encontrar respuestas a por qué es que sentimos algo de cierta manera, seguimos sin conocer qué es eso que nos hace llorar, reír, amar, procurar, exaltar, solo es que lo sentimos. Y la verdad, creo que con eso basta, gracias vida, por que a través de unos ojos en el parque, aprendí a no cuestionar, solo sentir. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario